Recién coronado con su cuarto título en el Tour de Francia, Tadej Pogačar mantiene al mundo del ciclismo en vilo —no por anunciar grandes planes, sino por negarse a fijar objetivos a largo plazo. El esloveno de 25 años, ya una leyenda del deporte, sorprendió a los periodistas al restar importancia a las expectativas tras su más reciente conquista del maillot amarillo.
“No me estoy fijando ninguna meta”, dijo Pogačar con naturalidad, esquivando preguntas sobre récords o posibles dobles en Grandes Vueltas. Su actitud relajada contrasta con su intensidad sobre la bicicleta, donde sigue dominando tanto en etapas de montaña como en contrarreloj.
A pesar de las especulaciones sobre si intentará igualar o superar las cinco victorias del Tour logradas por leyendas como Miguel Indurain o Eddy Merckx, Pogačar parece más centrado en disfrutar del ciclismo que en coleccionar trofeos. “Ahora mismo, solo quiero disfrutar de montar en bici”, añadió.
Sus palabras pueden decepcionar a quienes buscan titulares audaces, pero revelan a un corredor que encuentra fuerza en competir sin presión. Ya sea una táctica o una filosofía real, una cosa es segura: la era de Pogačar está lejos de te
rminar.